“Un día en el cielo“, así se llama el masaje que nos dieron en este espacio dedicado a la sabiduría india en todas sus vertientes, regentado por Pilar Franco desde hace más de 20 años. La verdad es que lo que escribamos no puede más que empañar el nombre del masaje porque es literalmente como reza en el título. Aun así, intentaremos contaros algo de lo que allí ocurrió.
Nos reciben en un piso adaptado para la ocasión en la calle Orense 9, un lugar sin pretensiones pero decorado con un aire indio fresco y natural. Pasamos a la sala y empiezan por un masaje a cuatro manos de la cabeza y el cuello sentados, para pasar a una segunda fase, ya en la camilla, donde el aceite de sésamo sirve de lubricante para esas manos que corren de un sitio para otro con coherencia, como si de un ballet sincronizado se tratara. Las sensaciones de la presión y el estímulo vienen desde puntos tan diversos que confunden completamente la mente y te implican en un viaje hacia el silencio, dejándote llevar por la cordura de su acción bien aprendida, y conduciendo tu voluntad hacia la confianza más absoluta en este maravilloso día en el cielo.
Eres de esas manos, del mundo, del todo, eres el UNO y acaba convirtiéndose en una experiencia holística, cuando en una tercera fase del tratamiento el aceite caliente cae en cascada controlada en tu tercer ojo, justo entre las cejas, en la frente, buscando esa paz en la mente, que ya han conseguido en el cuerpo. Y en ese momento en el que el chorro de conocimiento se desparrama por toda tu cabeza, el sentimiento de comunión con la vida es absoluto. Sin duda un tratamiento a repetir.
Escrito por Carlos Sánchez para la Revista Vanidad